martes, 9 de septiembre de 2014

León Tolstoi, Carta sobre el suicidio (fragmento)


" La cuestión si el ser humano tiene -en general- el derecho de suicidarse, está mal planteada. En realidad el problema no se debe plantear respecto al "derecho": en el momento que el ser humano tiene la posibilidad de suicidarse, tiene también el derecho de hacerlo.
Yo pienso que tal posibilidad de auto-destruirse, que nos ha sido dada, representa una válvula de seguridad.
Ya que el ser humano puede suicidarse, no tiene el derecho - y aquí tal término se encuentra en el lugar adecuado- de decir que la vida le es insoportable. Si la vida se nos deviene insoportable, podemos recurrir al suicidio; por lo tanto ninguno de nosotros puede lamentarse de la intolerable dureza de la propia vida. Fue dada al ser humano la capacidad de suicidarse, por lo tanto lo puede hacer, tiene el derecho de hacerlo. Y continuamente él mismo hace uso de este derecho, suicidándose en duelos, en guerras, con los excesos, o con el alcohol, el tabaco, el opio, etc.
No se puede sólo preguntar si es razonable y moral -estos dos términos son inseparables- suicidarse.
¡No! Suicidarse es irracional, así como tallar los retoños de una planta que se quiere extirpar. Ésta no morirá, crecerá irregularmente, eso es todo. La vida es indestructible, está más allá del tiempo y del espacio. La muerte no puede más que cambiar la forma, poniendo fin a la manifestación en este mundo. Pero renunciando a la vida en este mundo, yo no sé la forma que ésta tomará de nuevo, si me será más grata y en segundo lugar yo me privo de la posibilidad de aprender y adquirir el provecho de mi yo, todo aquello que hubiese podido aprender en este mundo. Por otra parte y sobre todo, el suicidio es irracional porque, renunciando a causa del disgusto que ella me provoca, yo muestro tener un concepto errado de la finalidad de mi vida, suponiendo que sirve para mi placer, mientras ella tiene por finalidad, de un lado, mi perfeccionamiento personal y por el otro la cooperación a la obra general que se cumple en el mundo.
Y es por esto que el suicidio es inmoral. Al hombre que se suicida, la vida le fue dada con la posibilidad de vivir hasta su muerte natural, a condición de ser útil a la obra general de la vida y él, después de haber disfrutado de la vida, hasta que le parezca agradable, ha renunciado a ponerla al servicio de la utilidad general, apenas le sea desagradable; mientras verosímilmente él empezaba a hacerla útil en el preciso instante en el cual su vida se endurecía, porque cada obra comienza con sufrimiento. "


Liev Nikoláievich, conde de Tolstoi -
(Rusia, 1828-1910)


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